Vivir en el bosque

¿Considerarías abandonar todo lo material para vivir de lo que te da la tierra? En algún rincón instintivo de nuestro cerebro albergamos esa inquietud primigenia por volver a la vida salvaje o nómada. Algunas personas han cruzado esa línea para vivir la experiencia de sus vidas, un reto a uno mismo con finales desiguales pero una vida excitante y plena al fin y al cabo.

Cristopher McCandless, o Alexander Supertramp como se hacía llamar, siempre había sido un chico muy inquieto. Después de licenciarse, Alexander donó todo su dinero a la beneficencia y emprendió el viaje de su vida. Era un viaje lleno de experiencias y sin apenas recursos, dependiendo de lo que iba consiguiendo a lo largo del recorrido. Poco a poco, Alexander se iba alejando cada vez más de la civilización inspirado por uno de sus autores preferidos, Henry David Thoreau.

Todas sus vivencias haciendo autoestop, bajar el río Colorado sin apenas conocimientos, o conviviendo con nómadas sólo eran la antesala de uno de sus más grandes retos: el sueño de adentrarse en las tierras salvajes de Alaska para enfrentarse él solo a las fuerzas de la naturaleza. Durante su estancia aislada en los bosques de Alaska escribió un diario que inspiró la película Hacia rutas salvajes (Into the wild) donde se relata su extraordinaria experiencia.

Cristopher McCandless se inspiró profundamente de los escritos de Henry David Thoreau, un escritor y filósofo estadounidense que vivió entre 1817 y 1862. Thoreau relataba en su obraWalden los dos años que pasó aislado en un bosque para experimentar la vida en la naturaleza. También destacó como pionero en la defensa de los derechos civiles y medioambientales, sentando los principios de la ecología y el concepto de decrecimiento.

En España también hay una persona que vivió de manera radical en la naturaleza salvaje aunque esta no llegó a un bosque perdido por voluntad propia. Esta es la historia de Marcos Rodríguez conocido como “el niño salvaje de Sierra Morena” que ha inspirado la película Entre lobos. En una época de miserias y de posguerra, su padre no tuvo más remedio que venderlo con 7 años a un pastor de cabras de Sierra Morena. El anciano murió a los pocos meses no sin antes enseñarle las reglas básicas de supervivencia.

Valores como el compañerismo, solidaridad y comprensión que no había conocido en su anterior entorno los encontró entre los lobos con los que convivió durante 12 años hasta que fue encontrado por la Guardia Civil y devuelto a la civilización. Aunque parezca mentira, él nunca ha dejado de anhelar esa época y según sus propias palabras: “Esta vida es más mala que aquella, pero mucho más”.

Y tú qué opinas, ¿lo dejarías todo para vivir un reto con la naturaleza?

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